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10.2.18

Otra trampa tendida al PSOE

De ahora en adelante, quien no asuma el nuevo mantra según el cual el sistema previsto por la Ley D´Hont es sinónimo de ilegítimo, injusto y penalizador de unos partidos frente a otros, será acusado de cometer una injusticia social

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La trampa argumental ya está tendida. Quien quiera salir en defensa del actual sistema electoral como idóneo para España, porque en estos cuarenta años ha garantizado proporcionalidad, gobiernos estables y alternativas ideológicas en el ejercicio del poder, será solo porque es un felpudo del bipartidismo y un reaccionario viejuno empeñado en que nada cambie. Algo así como un rancio casposo que exige mantener nuestro enfermo sistema electoral en alcanfor como mecanismo de autodefensa frente a la limpieza salvífica con que los partidos emergentes quieren librar a todos los españoles del yugo de PP y PSOE. 
De ahora en adelante, quien no asuma el nuevo mantra según el cual el sistema previsto por la Ley D´Hont es sinónimo de ilegítimo, injusto y penalizador de unos partidos frente a otros, será acusado de cometer una injusticia social. Y a base de repetirlo, terminaremos convencidos de que la Ley D´Hont solo ha traído perjuicios a España, corrupción, falta de peso internacional y la peste bubónica. Técnicas de adoctrinamiento compulsivo de fácil consumo.
Pablo Iglesias y Albert Rivera no se soportan ni para compartir un café de dos minutos. Cuestión de criterio político y de química personal. Sin embargo, la «música» de una reforma electoral que pueda ampliar hasta 400 el número de diputados, que corrija la proporcionalidad atribuyendo menos escaños a unas provincias para concederle más a otras, que regule listas abiertas, y que incluso permita votar a los jóvenes de 16 años… les suena bien a los dos.
Es legítimo rebañar la tarta por donde más residuo de bizcocho quede, especialmente si tu porción es raquítica. Incluso, es legítimo abrir el debate sobre la necesidad de una reforma electoral. Pero no sobre la base de una verdad a medias que manipule a la opinión pública. El Senado tiene listas abiertas… ¿por qué nadie lo recuerda nunca? No es ese el mal.


Si PP y PSOE no van a entrar al juego-trampa es, lógicamente, porque les beneficia el actual reparto. Pero Ciudadanos y Podemos no lo plantean con la idea de alcanzar una mayor equidad, idéntica en ventajas e inconvenientes para todos, sino presentando un modelo virtual que les beneficie en exclusiva a ellos. De ahí, esa manera ansiosa de rebañar la tarta. Tanto monta, monta tanto en el truco.
A priori, Rivera e Iglesias son conscientes de que su idea final será vetada. Por eso es imprescindible tender la trampa al PSOE y ponerle en el brete. En Soria un escaño cuesta al PSOE 12.280 votos y en Madrid casi 100.000. ¿Es corregible? Probablemente. Pero PSOE y PP aún no han perdido la cabeza. ¿Por qué no plantea Podemos un sistema mayoritario a doble vuelta? ¿Apoyará ahora Iglesias, dado el romance con Ciudadanos, una investidura de Inés Arrimadas?... Ya lo dijo Rajoy. Hay cosas en las que «es mejor no entrar».


Manuel MarínManuel MarínAdjunto al DirectorManuel Marín

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