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27.1.17

La Dirección de la Policía ordena investigar a su Brigada de Madrid por el caso de los falsos yihadistas







El juez Pedraz pone en libertad a los falsos yihadistas detenidos en Madrid

EDITORIAL: Una chapuza policial que no se puede volver a repetir


La Dirección General de la Policía (DGP) ha anunciado que va a investigar el trabajo desarrollado por la Brigada de Información de Madrid en el caso de la falsa célula yihadista desmantelada en Navidades, una operación en la que se detuvieron a dos personas que acaban de ser puestos en libertad sin cargos. 

En un breve comunicado, la DGP asegura que lo sucedido demuestra "el normal funcionamiento del Estado de Derecho" y recuerda que los agentes vienen desarrollando, "con un acreditado reconocimiento internacional", una labor "extraordinaria y eficaz en la lucha contra el terrorismo yihadista".

La decisión de la cúpula policial llega un día después del varapalo judicial a la propia Policía al dejar en libertad sin cargos a los falsos islamistas porque "los indicios que apuntaban a los investigados se han desvanecido".

En concreto, el juez de la Audiencia NacionalSantiago Pedraz certificó el miércoles que no estaba justificada la operación policial en plena Navidad contra una célula islamista de la que se difundió que se encontraba armada y que iba a atentar de forma inminente y podía hacerlo en la Puerta del Sol. 

Al dejar en libertad sin medidas cautelares a los dos únicos encarcelados, el juez dejó la causa al borde del archivo. 

La excarcelación y el contenido del auto [consúltelo en PDF] confirmaron que, tal y como informó este diario, la operación fue magnificada por la Brigada Provincial de Información de Madrid, que siguió los datos proporcionados por un confidente, Manuel Rodríguez Lolo, y que infiltró a un agente que vendió a los dos detenidos un cargador de los cinco que les fueron hallados. El magistrado apunta a un posible montaje de ese confidente.

Los dos jóvenes musulmanes detenidos, Edrissa Ceesay y Samir Sennouni, españoles de padres gambiano y marroquí, declararon que fueron engañados por un confidente policial y que en ningún caso su intención era perpetrar un atentado. El propio confidente también ha reconocido que la operación fue «un montaje». Los policías consideran que este último les engañó y les facilitó información errónea. 

No obstante, los agentes que intervinieron en la operación insisten en que los dos detenidos serían delincuentes peligrosos que intentaron comprar granadas, dos AK-47 y 20 cajas de munición.

Una investigación llena de pasos en falso

La investigación de la falsa célula ha estado llena de pasos en falso desde el principio. La pasada primavera, Lolo se puso en contacto con la Brigada de Información para proporcionar el dato de la existencia de una célula yihadista en Madrid que tenía armas y podía atentar. Los responsables de la Brigada en principio le creyeron.

 Asumieron como válidos los vídeos de factura presuntamente yihadista que les aportó e infiltraron a un agente encubierto que se hizo pasar por traficante de armas y que les vendió al menos un cargador. 

En julio, el confidente se había entusiasmado y había entrado en tratos con el CNI. La maquinaria de los servicios secretos fue destinada a calibrar el alcance de la amenaza y fue inevitable que descubriera el trabajo doble de su colaborador. Los servicios secretos se pusieron en contacto con la Comisaría General de Información, dirigida por Enrique Barón y de la que depende la Brigada de Madrid, a cuyo frente está el comisario Germán Castiñeira, y todos se pusieron a investigar a tres bandas. 

El 2 de noviembre, el CNI llegó a la conclusión de que la historia de Loloera un montaje y de que no había célula terrorista, sino «un fenómeno delincuencial». Sus miembros no estaban radicalizados y los vídeos no estaban hechos por islamistas. Los protagonistas bailaban, el idioma que usaban no era árabe y era el confidente quien los había hecho. Lo que desconocía el CNI es que había un policía infiltrado.

Estas conclusiones fueron puestas a disposición de la Comisaría General de Información que, según algunas fuentes, informó a la Brigada. Aquí las versiones discrepan. Unos afirman que los investigadores de Madrid se negaron a renunciar al caso y fuentes de la Brigada aseguran que a ellos nadie tenía que avisarles de que Lolo era un farsante porque ya lo sabían.

Puntos sin aclarar

Según esta versión, tenían que acabar el procedimiento porque estaba judicializado y no le podían dar carpetazo como si nada. Sin embargo, hay puntos no aclarados en la actuación de la Brigada: repudiaron a Lolo pero mantuvieron sus vídeos como prueba, y nunca le dijeron al juez que los había grabado su confidente y que el enmascarado que protagoniza una de esas cintas es él. 

Al contrario, señalaron a uno de los detenidos como culpable cuando era falso (sostienen que creyeron lo que les dijo Lolo). Y exageraron. En un oficio al juez y en sus informaciones a la prensa, a la que aseguraron que el atentado era inminente. 

El Gobierno fue informado por el CNI el día de las detenciones que se trataba sólo de delincuentes. Nadie dijo nada porque había un juez al frente de la investigación. A pesar de todo, hay un dato que sigue sin ser resuelto. El agente infiltrado dijo que los detenidos le pidieron granadas y un kalashnikov y le advirtieron de que, si no se los daba, buscarían otro proveedor. No sabe para qué. 

Si eso es así, es difícil entender por qué se cerró en falso la investigación. El lunes, el propio Lolo daba la explicación más cínica y preocupante. Según dijo, la culpa de todo la tenía la Brigada de Información porque, si hubiera esperado un año, lo que aún era falso se hubiera tornado cierto.




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